2/12/23

EL ‘KACHŌ-E’: LOS ANIMALES Y LAS PLANTAS EN LA ESTAMPA XILOGRÁFICA JAPONESA

El termino ukiyo-e (imágenes del mundo flotante, ilusorio o efímero) designa a las xilografías (impresiones hechas con planchas de madera grabadas) que, datadas en Japón entre los siglos XVII y XX, muestran escenas de diversa temática. Entre ellas, la naturalística.

La naturaleza ha inspirado durante siglos a los artistas japoneses, en general, y a los especialistas en el ukiyo-e, en particular. Estos cultivaron, desde principios del s. XVII, el género conocido como kachō-e.

Aunque kachō-e significa literalmente ‘pinturas de flores y pájaros’, en este tipo de obras se observan también árboles y hierbas, hojas, insectos, algas marinas, peces, . . . En cualquier caso, lo que se pretende con ellas es hacernos reflexionar sobre la fugacidad de la vida a través de la representación de los cambios en la naturaleza.




BIBLIOGRAFÍA

ÁLVAREZ, B.T. (2023). El `kachō-e': los animales y las plantas en la estampa xilográfica japonesa. UCC UAM (Unidad de Cultura Científica de la Universidad Autónoma de Madrid).

1/10/23

ÉRASE UNA VEZ, EN UN BUCÓLICO PUEBLECITO. ‘TAMARA DREWE’, DE POSY SIMMONDS

Una mujer guapa atrae miradas a cual más rara. A cualquier otra criatura hermosa y fecunda –una oveja espectacular, por ejemplo- se la mira con admiración. Pero aquí no percibo nada de eso. Capto . . . lujuria, sin duda, pero también sorpresa, irritación, rechazo.



Situada en la verde campiña inglesa, Stonefield es una minúscula población en la que nunca pasa nada. Algo que exaspera a los aburridos lugareños pero que, sin embargo, les viene de perlas a los inquilinos de Lejos del mundanal ruido. Un retiro para escritores que proporciona a estos la tranquilidad que necesitan para trabajar. O mejor dicho, les proporcionaba . . . hasta que a Tamara Drewe le dio por reaparecer en el pueblo.


Miss Drewe, londinense pijilla con casa en Stonefield, es una joven periodista conocida por haber escrito en su columna sobre su experiencia con la rinoplastia. Operación que la ha transformado en un pibonazo famoso y adinerado.


Belleza, éxito y dinero convertirán a Tamara en objeto de deseo y envidias. Pero también en la involuntaria desencadenante de una serie de acontecimientos, cómicos unos, trágicos otros, sorprendentes todos, que pondrán patas arriba la vida de las gentes e incluso (no exagero) de las vacas de Stonefield.


Libremente inspirada en Lejos del mundanal ruido (Thomas Hardy, 1874), Tamara Drewe (2007) es obra de Posy Simmonds. Galardonada escritora e ilustradora británica que, con gran inteligencia y muy mala leche, nos narra las peripecias de un puñado de personajes tan patéticos como hilarantes. El primero de ellos es la superficial Tamara, rompecorazones con ínfulas literarias, pero no hay que olvidar a Ben, su obsesivo novio. Un roquero en horas bajas, aún colgado de su ex, que sufre el acoso de Jody y Casey. Dos adolescentes descerebradas vecinas de la protagonista que, con sus actos, acaban liándola (muy) parda.



Posy Simmonds en la librería Hatchards (Londres, 2018). Autor: Edwardx. Fuente: Wikimedia Commons


Hablemos ahora de los habitantes de Lejos empezando por los Hardiman, sus propietarios. Él, Nick, es un autor de best-sellers de misterio egocéntrico y adúltero compulsivo. Ella, Beth, se sabe con más cuernos que el padre de Bambi pero se consuela pensando que a quien realmente quiere su marido es a ella. De ahí que haga todo lo posible para que esté a gusto, incluso ser su desinteresada (y muy eficiente) secretaria y agente literaria. Trabajos que le quitan mucho tiempo pero que, sin embargo, no le han impedido lograr que su hogar sea un auténtico paraíso para gente como Glenn. Un reputado especialista en Hardy 😉, eterno aspirante a novelista, que así como adora a su anfitriona no soporta al impresentable de Mr. Hardiman. Entre otras cosas, todo hay que decirlo, porque envidia su éxito.


Vamos con Andy, el manitas encargado del mantenimiento de Lejos. Un chico simple, en el buen sentido de la palabra, que en un momento de debilidad y tras mucho tiempo sin verla no puede evitar declararse a Tamara. Algo lógico, por otra parte, si tenemos en cuenta que, con o sin nariz, siempre ha estado enamorado de ella.


- Tamara . . . escúchame . . . No puedo evitarlo . . . Creo que me he enamorado de ti . . .

- ¡Madre!. ¡Sí que te ha afectado lo de las cabras!.

- Bah, olvídalo . . .

- No, Andy, oye, perdona, no pretendía . . . Perdona, ¿vale? . . .

- No, olvídalo  . . . en serio . . . No sé por qué he dicho eso . . . Es absurdo . . . Olvídalo . . .

- Ah, ¿no iba en serio?.

- Pues claro que sí, pero no tendría que haberlo dicho . . . Y . . .

- ¿Y?.

- Pues que . . . sin entrar en las idas y venidas . . . siempre he sentido lo mismo por ti . . . Incluso ahora, con la rinoplastia esa que te has hecho.


BIBLIOGRAFÍA



21/5/23

‘CUANDO CUENTO LAS SEMILLAS’. EMILY DICKINSON Y EL MUNDO VEGETAL

Excéntrica, sensible, sabia. La poetisa estadounidense Emily Dickinson (1830-1886) fue todo esto. Y también, una apasionada amante de las plantas que, además de cultivar y estudiar, tomó como fuente de inspiración para embelesadoras composiciones.


‘When I count the seeds/
That are sown beneath,/
To bloom so, bye and bye-/

When I con the people/
Lain so low,/
To be received as high-/

When I believe the garden/
Mortal shall not see-/
Pick by faith its blossom/
And avoid its Bee,/
I can spare this summer, unreluctantly’.


‘Cuando cuento las semillas/
Que se siembran bajo tierra,/
Para que así florezcan algún día-/

Cuando cuento las personas/
Que yacen tan abajo,/
Para ser recibidas arriba-/

Cuando creo en el jardín/
Que ningún mortal verá jamás-/
Cuando recojo por fe su flor/
Y evito su abeja,/
Puedo prescindir de este verano-sin temor’.



Fotografía.- Daguerrotipo autentificado de Emily Dickinson. Cuando se tomó, la poetisa tenía unos 16 años. Fuente: Wikimedia Commons.

BIBLIOGRAFÍA

DERRICK, P.S., ESTÉVEZ, N. & G. TORRES (eds. & trads.) (2012). La poesía temprana de Emily Dickinson: Cuadernillos 2 y 3. Biblioteca Javier Coy d'Estudis Nord-Americans 88. Servei de Publicacións, Universitat de Valencia. Valencia.

9/4/23

BOTÁNICA EFÍMERA. LAS PLANTAS EN LOS RECORDATORIOS DE BAUTIZO Y PRIMERA COMUNIÓN DE LA BIBLIOTECA DIGITAL HISPÁNICA (BDH)

Plural de ephemeron (del griego clásico epi = sobre, alrededor y hemera = día), la palabra ephemera (Rickards, c. 2000) se aplica a aquello que dura un corto espacio de tiempo. Por ejemplo, a ciertos insectos [1] o a un tipo muy especial de materiales impresos.

El primero en usar el término ephemera en el ámbito de las bibliotecas fue el tipógrafo británico John Lewis (1990). Este definió la palabra como 'una serie de obras impresas sobre papel; documentos que han sido producidos en relación con un acontecimiento determinado o un artículo de interés actual y que no pretenden sobrevivir a la actualidad de su mensaje'.

Incluyendo dentro de esta categoría documental postales, entradas de espectáculos, calendarios y almanaques, tarjetas de visita y comerciales, invitaciones, programas de mano, carnés de baile, etiquetas, envoltorios, felicitaciones, papel de facturas y de cartas comerciales, álbumes, cromos, prospectos, recortables, naipes, billetes de lotería, menús, ... Es decir, 'una extensa y variada gama de representaciones gráficas marcadas por su carácter efímero: todo tipo de imágenes impresas sobre papel elaboradas con un propósito específico' [2].



Anverso (izquierda) y reverso (derecha) de la invitación a la exposición Casiano de Prado (1797-1866) y la Comisión del Mapa Geológico de España. El descubrimiento científico de la Sierra de Guadarrama (Universidad Politécnica de Madrid, 2013). Fuente: Colección Digital Politécnica.


Marcapáginas de la exposición Europa en mapas (Universidad Politécnica de Madrid, 2012). Fuente: Colección Digital Politécnica.


Paradójicamente, y por suerte para aquellos que nos interesamos por ellas, muchas ephemera han resultado no ser efímeras. Ejemplos de ello son aquellos impresos, aparentemente banales, que muchas personas se han dedicado a coleccionar pacientemente, ya que les permitían 'capturar fragmentos de su vida', conservándolos 'con el mismo celo con que se guardan las fotos familiares en un álbum' (Ramos, 2003).

Este es el caso de los populares recordatorios de Bautizo y Comunión, ephemera vinculadas a dos sacramentos católicos socialmente importantes, que muchas veces se encuentran emboscados entre las páginas de devocionarios, libros de oraciones o libros de recomendaciones morales (Ruiz, 2015).

Los primeros recordatorios aparecieron a finales del siglo XIX. Solían ser tarjetitas de cartulina o papel de formato rectangular y orientación vertical, que podían imprimirse por una o por las dos caras y se elaboraban con gran esmero. Es de suponer que para animar a su conservación y, cuando tenían una función devocional (es decir, si mostraban oraciones y/o imágenes sagradas), para resaltar su mensaje religioso. De ahí que algunos de ellos fueran de gran belleza.

En la actualidad, existen bibliotecas que cuentan entre sus fondos con recordatorios de Bautizo y Comunión. Entre otras, la Biblioteca Nacional de España (BNE) que ha integrado las digitalizaciones de parte de los que forman su colección en la Biblioteca Digital Hispánica (BDH). Un recurso de información que proporciona acceso libre y gratuito desde cualquier ordenador conectado a Internet a miles de los documentos de la BNE, facilitando así el estudio de unos impresos que, tal como demuestra el trabajo:

Botánica efímera. Las plantas en los recordatorios de Bautizo y Primera Comunión de la Biblioteca Digital Hispánica (BDH)

Resultan muy interesantes desde el punto de vista etnobotánico [3].


Anverso (izquierda) y reverso (derecha) del recordatorio de Comunión depositado en la BNE con la signatura Eph 9-B(125). En él aparecen azucenas y rosas, dos flores que simbolizan la pureza y la castidad. Por eso son atributos de Cristo y del Niño Jesús, de la Virgen y de santos célibes como San José o San Antonio de Padua (Giorgi, 2005; Impelluso, 2003). Fuente: BDH.



NOTAS

[1] Concretamente, a las efímeras o efémeras. Insectos que cuando son adultos viven apenas un día.

[2] https://cvc.cervantes.es/artes/muvap/sala4b/presentacion.htm

[3] La etnobotánica es la disciplina que recoge y analiza los usos, conocimientos, costumbres, ritos y creencias que tienen origen en las interacciones hombre-plantas.


BIBLIOGRAFÍA

ÁLVAREZ, B.T. (2022). Botánica efímera. Las plantas en los recordatorios de Bautizo y Primera Comunión de la Biblioteca Digital Hispánica (BDH). Revista de Folklore 489: 15-32.

GIORGI, R. (2005). Santos. Los diccionarios del arte. Electa. Barcelona.

IMPELLUSO, L. (2003). La naturaleza y sus símbolos: plantas, flores y animales. Los diccionarios del arte. Electa. Barcelona.

LEWIS, J. (1990). Printed ephemera: the changing uses of type and letterforms in English and American printing. Antique Collector’s Club. Woodbridge.

RAMOS, R. (2003). Ephemera, la vida sobre papel: colección de la Biblioteca Nacional. Biblioteca Nacional; Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Madrid.

Texto extractado en:

https://cvc.cervantes.es/artes/muvap/sala4b/introduccion.htm

RICKARDS, M. (c. 2000). The enciclopedia of Ephemera: a guide to the fragmentary documents of everyday life for the collector, curator and historian. The British Library. London.

RUIZ, E. (2015). Esos recordatorios de los que todos nos acordamos ... BEZ (Bibliotecas Especializadas de Zamora).


AGRADECIMIENTOS

A Rosario Ramos Pérez, jefa de la Sección de Ephemera de la BNE, pionera en el estudio de este tipo de impresos en el ámbito español y autora de valiosos estudios sobre el tema. Porque allá por el 2016, cuando inicié las investigaciones que dieron lugar a este trabajo, se interesó por ellas y me animó a continuarlas, proporcionándome además información que me ha resultado muy útil. Desde aquí, muchas gracias.

1/3/23

EMILY BRONTË: UN CORAZÓN SOLITARIO EN LOS PÁRAMOS DE YORKSHIRE

De las tres hijas escritoras del reverendo Brontë, Charlotte, Emily y Anne, prefiero con mucho a Emily. Por su obra y también, por lo interesante que me resulta su personalidad.


Emily Brontë (Patrick Branwell Brontë, c. 1833); NPG 1724. Fuente: National Portrait Gallery (Londres).


Miss Brontë solo nos dejó una novela, la famosa Cumbres Borrascosas, relato ambientado en su Yorkshire natal cuyo argumento gira en torno a una pasión destructiva. Publicada en 1847, Cumbres Borrascosas es hoy considerada una de las grandes obras de la literatura británica. Sin embargo, en su día fue incomprendida y tildada de salvaje e inmoral por los críticos. ¡Ay! Si aquellos respetables caballeros hubieran sabido que Ellis Bell, su supuesto autor, era en realidad una solterona huraña que vivía, junto con sus hermanos y su padre, en la rectoría del humilde pueblecito donde este ejercía como párroco.

‘El pensar en él llena toda mi vida. Si el mundo desapareciera y él se salvara, yo seguiría viviendo; pero si desapareciera él y lo demás continuara igual, yo no podría vivir. Mi amor a Linton es como las hojas de los árboles, y bien sé que cambiará con el tiempo; pero mi cariño a Heathcliff es como son las rocas de debajo de la tierra, que permanecen eternamente iguales sin cambiar jamás. Es un afecto del que no puedo prescindir. ¡Ellen, yo soy Heathcliff! Le tengo constantemente en mi pensamiento, aunque no siempre como una cosa agradable. Tampoco yo me agrado siempre a mí misma. No hables más de separarnos, porque es imposible’.


Portada del primer volumen de los tres que integran la primera edición de Cumbres borrascosas. Fuente: Houghton Library (Harvard University).


Encuadrada dentro del género literario conocido como gótico, Cumbres Borrascosas es una novela oscura, en ocasiones morbosa, en la que el elemento sobrenatural juega un importante papel. De ahí lo inquietante de algunos de sus pasajes.

‘Ahora recordaba que descansaba en una caja de madera y que el cierzo y las ramas de un árbol golpeaban la ventana. Tanto me molestaba el ruido, que, en sueños, me levanté y traté de abrir el postigo. No lo conseguí, porque la falleba estaba agarrotada, y entonces rompí el cristal de un puñetazo y saqué el brazo para separar la molesta rama. Mas en lugar de ella sentí el contacto de una manita helada. Me poseyó un intenso terror y quise retirar el brazo; pero la manita me sujetaba y una voz repetía:


-¡Déjame entrar, déjame entrar!.

-¿Quién eres? -pregunté, pugnando para poder soltarme.

-Catherine Linton -contestó, temblorosa. Me había perdido en los pantanos y vuelvo ahora a casa’.

Aunque con frecuencia se olvida, Emily también escribió poesías. Concretamente, unas 169 composiciones que ella misma dividió en dos cuadernos. En uno de ellos recogió los poemas ambientados en Gondal, el mundo que en su niñez imaginó junto a su hermana Anne.

‘La noche era oscura y el invierno soplaba
con suaves suspiros sobre las costas de Gondal,
aunque ese viento gemía quejumbroso,
ya no encadenaba con torrentes nevados’.


Primera página de The Gondal Poems (1844-1848), manuscrito depositado en la British Library con la signatura Add MS 43483. Fuente: British Library.


Y en el otro reunió sus versos más personales, aquellos que, marcados por sus experiencias vitales, contienen constantes referencias a la naturaleza que la rodeaba. Por eso, cuando los leo no puedo evitar imaginarme a su autora declamándolos mientras caminaba, solitaria y libre, por los páramos que tanto amó.


¡Despierta en mis queridos páramos
el viento en su gloria y su orgullo!.
¡Oh, llámame desde valles y tierras altas
a caminar junto al río al lado de la colina!.

Baja crecido con la primera temporada de nieves;

las rocas están heladas y cenicientas
y oscuro cimbrea alrededor el largo brezo
y a las hojas del helecho ya no les da el sol.

Ya no hay estrellas amarillas en la montaña,

las campanillas azules han desaparecido hace
tiempo
del borde de la fuente cenagosa,
del lado de la ladera invernal …

Pero más encantadores que campos de maíz
contoneándose
en esmeralda y escarlata y en oro
son las laderas donde el viento del norte delira
y los valles por los que yo vagaba antaño.

Los versos citados en este texto han sido tomados de la edición de la poesía completa de Emily Brontë publicada por Alba. Un libro cuya lectura recomiendo.




BIBLIOGRAFÍA

ÁLVAREZ ARIAS, B. (2023). Emily Brontë: un corazón solitario en los páramos de YorkshireNoSoloTécnicaUPM.

15/2/23

UNA DAMITA ENTRE MONSTRUOS: MARY SHELLEY Y EL NACIMIENTO DE FRANKENSTEIN

Diez de abril de 1815. En la isla indonesia de Sumbawa el volcán Tambora entra violentamente en erupción arrojando a la atmósfera tal cantidad de polvo, cenizas y gases venenosos que el sol queda parcialmente nublado. Debido a esto, en el hemisferio norte del planeta se produjo un cambio climático que fue el responsable de que 1816 sea hoy recordado como el año sin verano. Y también, de que Europa y Norteamérica se vieran azotadas por una hambruna que mató a miles de personas.

Fue precisamente en ese momento de oscuridad, clave en la historia del romanticismo, cuando el poeta británico Lord Byron tuvo que dejar definitivamente su país debido a sus últimos escándalos. Pero no lo hizo solo sino junto con su médico, el Dr. Polidori. Un jovencísimo erudito aspirante a escritor.

Tras meses viajando por el continente, Byron llegaría a Suiza a principios del verano de 1816. Una vez allí, alquilaría un palacete a orillas del lago Lemán con idea de pasar una temporada: la hoy legendaria Villa Diodati.


Villa Diodati (Anónimo, 1850). Lord Byron aparece en la esquina inferior derecha de este grabado. Fuente: Amsterdam Museum.


No mucho después de instalarse en su nueva casa, Byron recibiría la visita de Percy Shelley y su joven amante, Mary. Culta e intelectualmente precoz, la hoy conocida como Mary Shelley se fugó a los 17 años con el poeta y ensayista debido al rechazo que suscitaba su relación con este, pues Shelley era un hombre casado y padre de familia.



Mary Shelley (Richard Rothwell, c. 1831-1840); NPG 1235. Fuente: National Portrait Gallery, London.


Por culpa del mal tiempo, Mary y sus compañeros no pudieron disfrutar de las actividades al aire libre durante días. Días en los que el grupo de bohemios permaneció recluido en Villa Diodati, dedicándose a leer y conversar sobre temas filosóficos y científicos. Especialmente, sobre la por entonces de moda teoría del galvanismo y, más concretamente, sobre si era posible devolver la vida mediante la electricidad.

Una noche tormentosa en la que los miembros del Círculo Diodati leían en voz alta Fantasmagoriana (1812), una recopilación de cuentos alemanes de fantasmas, Byron propuso un reto a sus camaradas: que cada uno de ellos escribiera una historia de terror. Cosa que estos, predispuestos como estaban por lo lúgubre de la velada, aceptaron.

Olvidados por sus musas, ni Shelley ni Byron lograron acabar relato alguno. No así Mary y Polidori quienes, animados por el poeta, comenzarían respectivamente Frankenstein o el moderno Prometeo (1818) y El vampiro(1819). Dos obras consideradas de culto por los amantes de la literatura de terror.



Portada e ilustración de la edición de Frankenstein publicada en 1831 por la editorial londinense Colburn & Bentley. Fuente: HathiTrust.


Parece ser que Miss Shelley concibió su monstruo inspirada por las discusiones que mantuvo con Byron y su esposo sobre:

‘ . . . la naturaleza del principio vital, y la posibilidad de que se llegase a descubrir tal principio y conferirlo a la materia inerte’.

Pero también y, sobre todo, a un inquietante sueño que tuvo una noche y que describió así:

’Vi –con los ojos cerrados, pero con aguda visión mental-, vi al pálido estudiante de artes impías, de rodillas junto al ser que había ensamblado. Vi al horrendo fantasma de un hombre tendido, y luego, por obra de algún ingenio poderoso, le vi manifestar signos de vida, y agitarse con movimiento torpe y semivital’.

En la actualidad existen tantas ediciones de Frankenstein que resulta difícil escoger una. Yo recomendaría la publicada en 2015 por Nórdica. Por sus preciosas ilustraciones y, sobre todo, por incluir la interesante introducción escrita por Mary Shelley para la edición de su relato publicada por Standard Novels. De ella he tomado las palabras de la autora citadas en la presente reseña.




BIBLIOGRAFÍA